AFORTUNADA
Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar de
Luis Sepúlveda Adaptación Horacio Trujillo
Esta es la historia de una pequeña gaviota, llamada Afortunada y
de Zorbas, el gato que, con la ayuda de sus amigos, los gatos del
puerto, le enseñó a volar.
Todo comienza en el puerto, una tarde en la que el
gato Zorbas contempla el mar, en espera que
vuelvan los pescadores con redes cargadas de
mariscos, pescados y otras delicias para la cena. Lo
que le cae del cielo es completamente distinto a lo
que espera. A su balcón llega una gaviota
moribunda, con las alas y el cuerpo cubiertos de
petróleo, Zorbas intenta animarla y se dirige a
buscar ayuda, pero la gaviota lo detiene y le dice que,
antes de morir, ella pondrá un huevo y le hace prometer al gato
tres cosas: que no se comerá el huevo; que cuidará al polluelo que
nazca de ese huevo y; la más importante, que le enseñará a volar.
Mediante una puesta en escena de títeres, vemos la integración
de una familia poco convencional, en la que las diferencias de
origen, apariencia y de especie, refuerzan los valores de
solidaridad, compromiso y respeto a la diferencia. Una historia
que nos habla de aprender a querer, a cuidar y, por supuesto,
también de aprender a volar.
*PARA NIÑOS EN EDAD PREESCOLAR.
CONTENIDO:
capacidad imaginativa. Es en la infancia y a través del juego,
cuando las reglas y leyes que regirán nuestra vida se conforman.
De ahí la importancia de la adquisición de valores éticos y sociales
desde temprana edad.
La imaginación es una condición fundamental del desarrollo de la
personalidad del niño. Esta siempre ha estado presente a través de
los sueños y del juego.
A través del teatro se pueden mostrar los valores que debemos
reforzar como: honestidad, responsabilidad, lealtad, solidaridad, el
cuidado del ecosistema; para que el espectador pueda formarse un
criterio más amplio.
Este tipo de obras:
Estimulan la imaginación y la creatividad a través de los sentidos.
Fomentan el ejercicio del pensamiento.
Estimulan la percepción y la seguridad en si mismo.
Promueven la reflexión.
Favorecen el acercamiento a la lectura y la literatura.
Fortalecen las relaciones interpersonales.
Mejoran la concentración y la atención.
Transmiten e inculcan valores.
La fantasía es una
condición
fundamental del
desarrollo de la
personalidad del
niño, le es
orgánicamente
inherente y
necesaria para que
expresar
libremente sus
posibilidades
creadoras. La
fantasía no daña a
nadie; por el
contrario, estimula
al hombre común y
al hombre de
ciencia